La Orchilla
[1] La Orchilla (roccella canariensis) es un líquen utilizado para el tinte de tejidos finos. En Canarias hay unas 13 especies. Crece en las rocas en acantilados costeros, hasta los 300 metros en interiores de barrancos. De color negro con manchas blancas y ramificada; en sus bordes se encuentran masas pulverulentas blanco-azulado, constituidos por soralios. Tarda unos 6 años en llegar a su estado adulto. Necesita humedad atmosférica y constante aporte de sales por la brisa marina. De la orchilla se extrae un colorante que tiñe de color púrpura. Es muy probable que los fenicios ya las conociesen y vinieran a buscarlas a Canarias. En los primeros siglos posteriores a la conquista tuvo cierta importancia económica. Hasta que el Cabildo ordenó su regulación y explotación (1499), estuvo explotada en Tenerife en régimen de monopolio, por la familia genovesa de los Reberoles. En el siglo XVIII fue el tercer producto de exportación. Se abusó tanto de su recolección que casi quedó extinguida.
[2] Especie de musgo que criándose sobre las peñas marítimas de nuestras Canarias es una de sus producciones más peculiares. Los franceses dan a esta yerba el nombre de orecilles, y los italianos el de orecella o roccella, pero los historiadores del conquistador Juan de Bethencourt le llamaban unas veces orsolle v otros oursolle. El viajero antiguo Cadamosto decía Oricola fue conocida desde luego por los europeos, quienes hicieron de ella uno de los más importantes ramos de su comercio. Pertenece al género de los líquenes. Nacen en mucha copia en los poros de los riscos, peñas y paredones que miran al mar, sin que se eche de ver ninguna tierra en sus raíces; confundiéndose tanto su color con el de las mismas peñas, que solamente los orchilleros acostumbrados a cogerla en los despeñaderos, con mucho riesgo de su vida la saben distinguir de lejos. Regularmente se pueden recoger en caja año 2.600 quintales de orchilla en esta forma: 500 quintales en Tenerife, 400 en Gran Canaria, 300 en Lanzarote, 300 en Fuerteventura, 300 en la Gomera y 800 en el Hierro.
Redúcese esta preciosa yerba a pasta, moliéndola, cirniéndola y colocándola en un vasijo de vidrio donde se humedece con orina ya corrompida a la que se añade una poca de cal apagada. Revuélvese cada dos horas y se tiene cuidado de cubrir siempre la vasija con alguna tapa. Esta operación de humedecerla, ponerle cal y, revolverla se practica durante tres días consecutivos, al cabo de los cuales ya empieza a tomar la pasta algún colorcito purpúreo hasta que a los ocho se pone de un rojo violado, que se va avivando por grados y, sirve para tintes. Para usar de esta pasta se procura disolverla en agua tibia y se le va aumentando el calor: luego que hierve se mete la estofa en el baño, sin ninguna preparación o si se quiere, preparada con alumbre y cristal de tártaro.
El color natural que comunica la orchilla es de flor de lino, tirando a violada; pero si se tiñe antes la misma estofa de un azul más o menos claro sacará un color como de flor de romero, de pensamiento o de amaranto. Preparada la estofa con zumo de limón, recibe de la orchilla un hermoso color azul. Igualmente tiene la pasta de nuestra orchilla, desleída en agua fría, la propiedad de que, tiñendo con ella el mármol blanco, le comunica unas bellas vetas, de un azul más o menos claro, según las más o menos veces que se le aplica.
Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias. José Viera y Clavijo. 1982.
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