Bienvenidos a San Borondón, la inexistente octava isla canaria
Bienvenidos a San Borondón, la inexistente octava isla canaria que ha sido cartografiada y hasta filmada
¿Y si en lugar de siete, fuesen ocho las Islas Canarias? ¿Y si los sádicos guionistas de Lost basaron su infame isla viajera en San Borondón, una de las muchas leyendas que, junto a su hipotético origen Atlante, o que alberga bases alienígenas, circulan desde siempre sobre Las Afortunadas? ¿Un momento? ¿Hemos dicho leyenda? La isla de San Borondón aparece en mapas, y según las crónicas, al menos ha sido visitada al menos en dos ocasiones. Pero ahi no quedá la cosa, la conocida como “Encubierta”, “Perdida” o “No Encontrada” ha sido fotografiada… ¡y filmada! El problema es que esta ínsula (la fantasía sexual de cualquier promotor inmobiliario deseoso de recalificaciones), a pesar de haber aparecido en Crónicas Marcianas y todo, no tiene a nadie que haya logrado demostrar su existencia.
Una isla como la de Julio Verne, misteriosa a más no poder, que ahora está y ahora ya no está. ¿Espejismo? ¿Un claro ejemplo de pareidolia (donde un estímulo vago y aleatorio, habitualmente una imagen, es percibido erróneamente como una forma reconocible)? ¿Histeria colectiva? Puede. Pero el caso es que San Borondón aparece en varias cartas de navegación y mapas. Veamos algunos ejemplos.
En uno de 1367, realizado por el cartógrafo veneciano Zuane Pizzigano. Esta es una reproducción del siglo XIX.
Paolo dal Pozzo Toscanelli, también la plantó en una de sus cartas allá por 1476. Aquí, dentro de un círculo rojo, en una reproducción de dicho mapa, realizada en 1898.
El ingeniero italiano Leonardo Torriani, invitado a la corte del rey Felipe II y que, en marzo de 1584, fue nombrado ingeniero del Rey en la isla canaria de La Palma, fue el primero en darle algo de relieve a la isla, al pintarla. La alargada isla fantasma tenía algunas colinas y era cruzada por una cordillera no demasiado elevada.
En 1707, el francés Guillermo Delisle incluía a San Borondón en su Mapa del norte de África, algo al oeste de las Canarias.
Los portugueses que desembarcaron en la nada
Leemos en la página dedicada a la historia canaria Mgar.net, que tres portugueses de Setúbal, entre los cuales uno llamado Pedro Vello (piloto y práctico en la navegación del Brasil) declararon haber desembarcado en la isla de San Borondón tras ser arrastrados hacia sus costas por una tempestad. Según su propio relato, observaron en la arena de la playa unas pisadas que doblaban en tamaño a de un hombre normal. Además se encontraron con una cruz de madera y “tres piedras en triángulo”. Al desatarse repentinamente un huracán, perdieron de vista la isla dejando Vello a dos hombres abandonados en la frondosa selva que cubría la isla. A los seriófilos (o seriófagos) les recordará a algo lo de las huellas gigantes.
Un “Lost” a la española
No sabemos si en el caso de los portuguese hubo monstruo de humo, pero lo que sí es cierto es que el momento “cae una tormenta y tomo las de de Villadiego” se repite en la casuística sanborondondónica. Como en muchas leyendas urbanas hay un coitus interruptus, y el “en esa curva me maté yo” es para la juguetona isla “hay una tempestad y mejor me piro”.
Por ejemplo, como a los setúbalendes, el canario Marcos Verde de Bethencourt le pasó algo parecido con la meteorología, cosa que contó al inquisidor Pedro Ortiz de Funes. En 1570, regresando de una expedición punitiva contra los berberiscos, arribó a una isla desconocida y, tras explorarla, mientras se recogía en el navío con sus hombres, les sorprendió un torbellino de viento de fuerza tal que fue preciso largarse a toda mecha.
Expediciones en busca de la isla
Los marinos canariones Fernando de Troya y Fernando Álvarez, navegaron en su búsqueda en 1526. En 1556 le tocó el turno al portugués Roque Nuñes, que llevaba con él al cura palmero Martín de Araña. Aseguraron haber divisado San Borondón, aunque no desembarcaron (lo de los portugueses a los que se tragó la isla tenía que dar un yuyu tremendo, por muy sacerdote que fuese uno)
El mismo año del supuesto desembarco de Marcos Verde de Bethencourt, la isla sufrió un brote de exhibicionismo, con apariciones atestiguadas por más de cien testigos. Ante tal despiporre, Hernán Pérez de Grado, primer regente de la Real Audiencia de Canarias, mandó a sus Mulder y Scully particulares en busca de la tierra fantasma, con poco éxito.
La última expedición subvencionada por el gobierno de España tuvo lugar en 1721, impulsada por el capitán general de las Islas Canarias, el tudelano Juán de Mur y Aguirre probablemente pensando en lo cuco que le quedaría un chalecito en otra isla que gobernar. Y San Borondón dijo que de eso nada, maldito godo.
Una cosa… ¿quién es el San Borondón que da nombre a la isla?
San Borondón es la versión española del santo irlandés del siglo VI, San Brandán, que, según los relatos sobre su vida de los siglos IX al XII, recorrió el Océano Atlántico durante siete años en compañía de catorce monjes (todo un planazo), fundando conventos y buscando la isla del Paraíso, según el artículo “Islas míticas en relación con Canarias” del profesor Marcos Martínez Hernández.
Según otroa leyenda (esto es un no parar), los monjes se encontraron con una isla desprovista de vegetación (nada que ver con la frondosa que se papeó a dos portugueses) en la que Brandán celebró la misa de Pascua. Tras aquella performance, y como hacía más frío que pelando rábanos, decidieron encender una hoguera para calentarse y cuando se sentaron en torno al fuego la isla comenzó a moverse. Salieron por patas hacia su barco y se alejaron. La isla, en realidad, habían celebrado la eucaristía a lomos de un pez gigante llamado Jasconius.
La isla que no existe, fotografiada
En 1958, ABC publicó una foto de la isla errante de San Borondón. El reportaje de Luis Diego Cuscoy anunciaba, para regocijo de los creyentes, “Ha sido fotografiada por primera vez”.
“Hace unos días, a los cinco años de su última aparición, la islita ha surgido a sotavento de La Palma, como antes, como siempre. El último dibujo de la silueta de San Borondón fue trazado en el siglo XVII. Y, lo que son los tiempos, tres siglos después, San Borondón ha sido fotografiado”.
San Borondón, estrella de Crónicas Marcianas.
Pero faltaba que la isla hiciese su debut en televisión, y lo hizo a lo grande, en el mismo programa que Crispín Jander, el Pozí o La Veneno. En el legendario late night show de Xavier Sardá, el actual escritor de bestsellers Javier Sierra presentó las primeras imágenes grabadas en video de la mesmérica isla, captadas por un tal Jaime Rubio. Ya solo hace falta que nos la encontremos en Google Maps.
Y, para despedirnos, qué mejor forma de hacerlo que con un emblemático (y apropiado) tema de Los Sabandeños:“San Borondón”.
Autor:
Jaime Noguera
Fuentes:
Strambotic
Público
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